Primer capítulo



Él la tomó del mentón con la otra mano, la besó y besó, luego abrigó su dedo entre sus labios, y el otro en los otros labios, en los que la hicieron gemir dulcemente, una y otra vez, emitir lo que para cualquier amor suenan a melodías. Y aquel espacio fue abriéndose paso, y aquella prenda iba siendo avasallada. Su desnudes más íntima parecía llorar, pero de placer. Aquel tibio desfiladero recibía sus caricias, sus ingresos y exploraciones, los deseos de sus corazones lanzados por las yemas de sus dedos. Lo disfrutaba, se lo hacía saber, al elevar sus caderas, al arquear aquel monte de configuraciones gemelas para que sus caricias y delicias pudieran recorrer por todo lo largo ancho y profundo de esa suave línea divisoria. La tela cedía y cedía, y el calor emanaba por sus manos, así como los latidos vibraban a un mismo ritmo desde ambos corazones. Enseguida las frágiles manos, buscaron del dragón que habitaba, hambriento y rebosante, bajo sus caderas. Lo halló jadeante, ardiendo, como un trozo gentil embriagado en sangre, tan predispuesto y caliente que se mordió los labios al verlo. 


Y ella se alimentaba de su deseo y él de su amor, mas su amor se había vuelto ardentía y su deseo placer, placer recorriendo por sus venas, trepidando en sus pieles, como magma ardiente, como soplido de dioses; y su amor se convertía en flor y es que aquel deseo, cual semilla, ya había germinado hace tiempo mucho atrás.


Extracto tercera novela, a publicarse pronto.

Boceto portada


Junio 2015 ® M.E.